El Hermano Lasallista Santiago Miller fue beatificado; conoce por qué recibió la declaración oficial del Papa Francisco.   

El 9 de diciembre de 2019, fue una fecha memorable para la Comunidad Global de La Salle. En el marco del cierre del Año Jubilar Lasallista, el Hno. James (Santiago) Alfred Miller fue beatificado por el Papa Francisco. 

A continuación te compartimos un poco de la obra que lo llevó a que fuera beatificado.

El Hermano de las Escuelas Cristianas, Santiago Miller, fue martirizado el 13 de febrero de 1982, a los 37 años en Huehuetenango, Guatemala.

Nació en una familia de granjeros cerca de Stevens Point, Wisconsin, USA, el 21 de septiembre de 1944. Frecuentó una escuelita elemental y después asistió a la escuela secundaria Pacelli, en la ciudad de Stevens Point, donde encontró a los Hermanos por primera vez. En septiembre de 1959 ingresaba en el Noviciado Menor de Missouri. Después de tres años fue admitido como postulante en el Noviciado y en agosto de 1962, recibió el hábito de los Hermanos y el nombre religioso de Hermano Leo William. Más tarde, como los demás Hermanos, volvería a utilizar su nombre de bautismo.

Estuvo destinado durante tres años en la escuela secundaria Cretin, en San Pablo, Minnesota, en donde, además de impartir clases de español, inglés y religión, atendía el mantenimiento de la escuela y entrenaba un equipo de fútbol de los alumnos.

En agosto de 1969, después de emitir los votos perpetuos, fue enviado a la escuela misionera de los Hermanos en Bluefields, en Nicaragua. Allí enseñó hasta su traslado a Puerto Cabezas, Nicaragua, en 1974, donde fue director. Bajo su dirección la escuela pasó de 300 a 800 alumnos. Aceptó además el encargo de dirigir y supervisar la construcción de diez nuevas escuelas rurales. Los superiores religiosos le mandaron salir de Nicaragua en julio de 1979, en la época de la revolución sandinista. Se temía que el hecho de haber trabajado bajo el gobierno de Somoza pudiera causarle riesgos.

Así regresó a los Estados Unidos y de nuevo enseñó en Cretin en el otoño de 1979 y participó en la Sesión de Renovación en Sangre de Cristo (New México) en 1980.

Fue enviado a un nuevo campo de misión, en Guatemala, en enero de 1981. Enseñó en la escuela secundaria de Huehuetenango y trabajó también en el Centro Indio, en el que jóvenes indígenas mayas de las zonas rurales estudiaban y se formaban en agricultura.

En la tarde del 13 de febrero de 1982, recibió varios disparos que lanzaron tres hombres con los rostros cubiertos. Murió al instante. Los intentos de identificar a los asesinos no tuvieron éxito. Después del oficio fúnebre en Guatemala y en San Pablo, Minnesota, fue enterrado en el cementerio parroquial de Polonia, Wisconsin.

Su carácter y personalidad

Sus propios escritos y las declaraciones relativas a él, antes y después de su muerte, nos muestran su carácter y personalidad. Antes de dejar la escuela secundaria Pacelli para ir al Noviciado Menor, los Hermanos que le conocían habían escrito que «tenía alta dosis de generosidad, piedad, honestidad, docilidad y que era muy ordenado y limpio; no fumaba; recibía los sacramentos cada semana, se entendía normalmente bien con sus compañeros de clase; dedicaba dos horas y media por semana a sus deberes de casa».

Uno de sus profesores del Escolasticado le retrata con entusiasmo: «atractivo y de personalidad abierta y sociable, amable, nada de falso en él; cautivaba a la gente por su sencillez; era muy inteligente y también muy sencillo» Las notas de la comunidad en la discusión que precedió a sus votos perpetuos hablan de generosidad, de influencia positiva y vivo deseo de trabajar en las misiones. El que fue su Director en el Escolasticado y en Cretin, su primera comunidad, le recuerda como 

«persona inteligente, aunque no intelectual, jovial, de relación fácil, que prefería el trabajo físico al deporte, y con profunda fe y amor a su vocación religiosa, pero con cierta tendencia a llegar tarde a clase y a las oraciones de comunidad».

Ya en Nicaragua, su viejo deseo de trabajar en un proyecto misionero se dejó traslucìr de forma evidente. Desde Nicaragua escribía que sentía una satisfacción especial por trabajar con los más pobres. Respondiendo a la pregunta de si sentía miedo a los fusilamientos que ocurrían en los alrededores, respondía por carta: “¿Bromea? Jamás hubiera pensado que podría rezar con tanto fervor como cuando voy a la cama”. 

En una de sus últimas cartas antes de morir muestra lo consciente que era de la situación de Guatemala y de las posibles consecuencias que podrían seguirse para él. Así escribía en enero de 1982: “Personalmente estoy harto de la violencia, pero sigo sintiéndome profundamente comprometido con los pobres que sufren en América central… Cristo es perseguido a causa de nuestra opción por los pobres. Conscientes de los numerosos peligros y dificultades, seguimos trabajando con fe y esperanza y confiando en la Providencia de Dios». 

Y más adelante decía: «Soy Hermano de las Escuelas Cristianas desde hace casi veinte años, y mi compromiso en la vocación crece más y más con mi trabajo en América Central. Pido a Dios la gracia y la fuerza de servirle fielmente entre los pobres y oprimidos de Guatemala. Dejo mi vida a su Providencia y pongo mi confianza en él”.

Murió un mes después de escribir esas palabras

Cada año, desde el asesinato del Hermano James Miller en Guatemala, la Comisión Justicia y Paz de la diócesis de La Crosse, organiza, en colaboración con los Hermanos de las Escuelas Cristianas del Distrito Medio-Oeste, con ocasión del aniversario de su muerte, una ceremonia que es seguida por sus hermanos, hermanas y otros parientes. Se cumple así el deseo del Hno. Cyril Litecky, a la sazón Visitador del Hermano James, que poco después de su muerte escribió que es importante no olvidar al Hermano James Miller. “Aquello por lo que vivió y aquello por lo que, al fin murió, es el mensaje evangélico de libertad, paz, justicia y verdad”.

El “Fondo Hermano James Miller”, establecido después de su muerte, prolonga el trabajo que él cumplió por los pobres y oprimidos, y distribuye anualmente ayudas en el mundo entero para proyectos que vayan directamente en favor de los más pobres y para quienes promueven el cambio estructural en pro de la justicia social.

 

Fuente: Universidad La Salle México