Crónicas de Lasallistas en Casa | Araceli Gallegos|Maestría en Facilitación para el Desarrollo Humano

08 DE JULIO DE 2020

 

“CRÓNICAS DE LASALLISTAS EN CASA” ES UN ESPACIO EN EL QUE NUESTRA COMUNIDAD ESTUDIANTIL NOS COMPARTE SUS EXPERIENCIAS Y REFLEXIONES EN TORNO A LA SITUACIÓN QUE ENFRENTAMOS ANTE LA PANDEMIA POR COVID 19.
HOY LES COMPARTIMOS EL ESCRITO DE ARACELI GALLEGOS DE LA MAESTRÍA EN FACILITACIÓN PARA EL DESARROLLO HUMANO.

 

Hace tiempo leí una imagen de un joven que veía a unos niños jugando fútbol y pensaba “quién diría que algún día mis amigos y yo nos despediríamos sin saber que esa era la última vez que saldríamos a jugar así”. Esa idea ha estado dando vueltas en mi mente últimamente, nunca pensé que el 14 de marzo sería el último día que estaría con mis compañeros compartiendo un salón de clase.

Me di cuenta que el dicho “la vida cambia en un segundo” es muy cierto, normalizamos tantas cosas, que las dejamos de valorar. En mi caso, era común asistir a clase viernes y sábado, comíamos todos juntos y las clases eran increíbles al lado de mis compañeros. Los maestros nos preguntaban que cómo nos sentíamos al saber que en agosto terminábamos la maestría, y era tan emocionante imaginarnos en la graduación, que pasábamos la mitad del desayuno planeando una comida después de la ceremonia.

No estaba en nuestros planes el cambiar de la emoción y los nervios, a la nostalgia, en un poco más de un mes terminamos la maestría y pasamos de planear una gran comida juntos, a una videollamada para festejar desde nuestras casas y compartir nuestro momento. Pero no todo es negativo, nos hemos adaptado muy bien a la nueva modalidad en línea y como en mi salón somos 5 personas, también tenemos la opción de tener clases personales con los maestros para aclarar dudas.

He pensado en lo paradójico que es ahora, antes nuestra comunicación era más impersonal mediante la tecnología a pesar de poder reunirnos y acercarnos con las personas, y ahora que lo tenemos casi prohibido por las recomendaciones de salud; lo que más buscamos es vernos, poder estar con las personas y deseamos que termine la pandemia para poder reunirnos.

Así mismo, las noticias nos dicen cómo la naturaleza ha empezado a mejorar, como los animales regresan y eso me hace pensar en el daño que nosotros (como seres humanos) causamos, alejando animales, lastimándoles, como si no los necesitáramos o no fueran parte de nuestra existencia. Una vez más, nos damos cuenta de que no tenemos el control sobre la naturaleza, y tal vez, tampoco lo necesitamos.

Personalmente, este tiempo me ha servido para reflexionar sobre temas que considero necesarios, como lo afortunada que soy y que me siento de tener un espacio que me protege a mí y a mi familia de los cambios de clima durante esta temporada (lluvias, calor, frío…), que mis papás tienen un trabajo que les brinda la oportunidad de cuidarse durante el confinamiento y que además, nos permite mantener una alimentación diaria. Me da mucha tristeza pensar en las personas que se ven en la necesidad de salir y enfrentarse con esta realidad, también lo duro que es para mí que lo más que puedo hacer por el momento es consumir productos locales, apoyar a las personas que pasan casa por casa vendiendo y compartiendo despensa con personas que se acercan y podemos apoyarles de esa manera.

Otros temas que he reflexionado, son los movimientos sociales que se han fortalecido últimamente; por ejemplo, la lucha contra el racismo, la lucha feminista contra la violencia de género y más reciente: el movimiento a favor de la diversidad sexual y la vida trans. Pienso que la misma cultura nos ha educado para mirar la banalidad de las personas; como su religión, su sexualidad, la edad, procedencia, economía…, y muchas cosas más que nos llevan a olvidarnos que estamos tratando con personas que son seres humanos al igual que nosotros.

Es decir, ¿por qué es tan importante saber qué color de piel tiene una persona?, ojalá la discusión que hay sobre el racismo se enfocara más en reconocer como esa idea que tenemos tan arraigada es parte de la forma en cómo entendemos el mundo y nos dedicáramos menos a decir quien es racista y quién no. De igual manera, ¿por qué nos preocupa tanto conocer la orientación sexual del otro?, me da tristeza pensar que somos incapaces de estar y acompañar a una persona por el simple hecho de que ellos también son y están aquí.

Entonces, ¿es necesario que le ocurra algún problema difícil a una persona cercana para poder empatizar y apoyar a alguien que no conocemos?, siento que aún estamos a tiempo para aprender que la empatía no es únicamente ponernos en los zapatos de alguien más, sino comprender que a pesar de las dificultades y que desconozcamos a los demás, estamos ahí para escucharles, apoyarles y acompañarles. Me gusta pensar que la pandemia es un proceso al que nos enfrentamos para darnos cuenta y dedicarnos a las personas y cosas que realmente valen la pena vivir.