Crónicas de Lasallistas en casa | Posgrado | Jorge Cruz

25 de mayo de 2020

“CRÓNICAS DE LASALLISTAS EN CASA” ES UN ESPACIO EN EL QUE NUESTRA COMUNIDAD ESTUDIANTIL NOS COMPARTE SUS EXPERIENCIAS Y REFLEXIONES EN TORNO A LA SITUACIÓN QUE ENFRENTAMOS ANTE LA PANDEMIA POR COVID 19.
HOY LES COMPARTIMOS EL ESCRITO DE JORGE CRUZ, MAESTRANTE EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y ADMINISTRATIVO

 

El pasado 28 de febrero del 2020 aproximadamente a las 19:00 horas, los micrófonos y las cámaras nacionales de las telecomunicaciones reproducían el mensaje del subsecretario de salud señalando que el primer caso de coronavirus se había confirmado en México; después de eso, los días hasta hoy han sido iguales.

He de confesar que no estaba preparado para afrontar un acontecimiento de tal magnitud, mi generación, la de los años 90´s del siglo XX ha encontrado medianamente la forma de adaptarse, la tecnología que trae aparejada los medios de comunicación y las redes sociales no nos es ajena, sin embargo, todo ello después de un tiempo se siente frío, lejano y distante, y poco a poco nos va apartando del sentido humano que le damos a nuestras vidas.

Por ello, la reflexión que hoy quiero compartir con todos ustedes gira en torno a tres acontecimientos que han marcado mi vida y que han sucedido en los más de cincuenta días de distanciamiento social que llevamos hasta hoy.

El primero de ellos es referente a la pérdida. El pasado 23 de abril por causas naturales y propias de la fragilidad humana viví la muerte de mi abuelo. La pérdida siempre está presente en nuestras vidas como un golpe constante de realidad que nos invita a aprovechar al máximo nuestras circunstancias, bien dirigida la pérdida puede ser un elemento de impulso, más que una palabra o sentimiento negativo debemos entenderlo como elemento de transición.

Todos en estos días hemos perdido algo o a alguien, no necesariamente por la muerte, tal vez algún negocio, tal vez el empleo, una amistad, una relación o una oportunidad, pero hemos ganado el tiempo necesario para abrazar nuestro corazón y buscar la calma, para prepararnos, para reconstruirnos, para entendernos, hemos ganado sabiduría.

El segundo acontecimiento es la aportación de una mesa de análisis semanal que decidí iniciar junto con dos buenos amigos, todos ellos Lasallistas; esta mesa de análisis semanal que se trasmite a través de plataformas digitales es la manera que tengo para decir que en esta vida no hay absolutos.

Y esto es así en parte porque de lo que hablamos en ella es sobre los derechos humanos en tiempos de pandemia, una reflexión fundamental para esta mesa es que, así como no existen derechos absolutos, tampoco existen restricciones absolutas y cada uno de nosotros desde su propia vida va eligiendo en tiempos de pandemia -o con normalidad-, a qué derechos le damos preferencia sin que ello signifique que tengamos la razón.

Por eso vemos gente que vive al día y prefiere morir por Covid 19 que de hambre, pero también vemos gente que piensa que su derecho a la libertad de tránsito es primordial y decide salir a las calles sin tener alguna necesidad. En la vida las cosas son así, pensar en absolutos es nulificar las múltiples posibilidades para encontrar soluciones a los problemas cotidianos. Si hubiese pensado que estar en casa era un absoluto de no hacer nada, jamás me hubiera atrevido a hacerlo, por eso debemos buscar nuevas áreas de oportunidad desde donde nos encontremos, no hay nada que no pueda hacerse, el reto consiste en atrevernos a hacerlo.

El tercer y último acontecimiento gira en torno a una nota periodística publicada en el diario digital “El País” por Manuel Ansede la cual habla sobre los avances prometedores que una empresa con sede en Cambridge ha tenido respecto de una vacuna experimental contra el Covid-19.

No basta decir más, a pesar de que la nota lo aclara muy bien, con el simple hecho de que existan avances prometedores para la creación de una vacuna contra el Covid-19 me da esperanzas, y la esperanza todo lo puede.

Así, a través de mi vida y las cosas que me han sucedido en estos días he llegado a la conclusión de que no se trata de lograr una maestría de grado académico sino una de vida; por ello los invito a reflexionar sobre la pérdida, a no creer en absolutos y a no perder la esperanza, pero sobre todo a recordar que aún en la distancia debemos permanecer unidos.