Hace exactamente 18 meses mientras nuestras vidas transcurrían de manera habitual, al ritmo y elocuencia con la que cada quien vivía su cotidianidad, no nos deteníamos a pensar en el giro de 180° que experimentaríamos. En palabras de la doctora González en 2021, comenzábamos a acostumbrarnos a la incertidumbre a causa de la pandemia SARS-CoV-2 pues no sabíamos cómo lidiar con este virus ni lo que nos esperaba en los días, semanas, meses o incluso años siguientes.
Todo comenzó a estar en crisis, la salud, la economía, la política, las compras de pánico, pero ¿y la educación? ¿Alguien se había detenido a pensar qué iba a pasar con las y los docentes? O mejor aún ¿Qué iba a pasar con nuestros estudiantes?
Como docente de nivel básico no sabía qué iba a hacer, de manera personal se juntaban muchas emociones, sentimientos y responsabilidades. No estaba familiarizada con la tecnología porque realmente no me interesaba conocer más de lo básico y esencial para mi práctica de manera presencial, sin embargo he aprendido que al final todo cambia constantemente y que la única alternativa de superación es adaptarse al cambio de la manera que nos haga sentir cómodos y seguros de acuerdo al papel que desempeñemos.
Por otro lado, mi rol de estudiante de Maestría se intensificaba. Al principio ser autogestiva, autónoma y familiarizarme con las plataformas digitales debía ser mi objetivo principal, eso sin descuidar la parte cognitiva y emocional en cuanto a mis clases; ante ello reconozco las agallas, el entusiasmo, perseverancia y trabajo colaborativo que como grupo de educación y docencia gestamos, agradezco el haber tenido compañeros y compañeras que en todo momento estuvieron al pendiente, ayudándonos mutuamente sin dejar caer a uno solo de nuestro grupo y cobijando a quienes se iban integrando. Enaltezco la labor doble que muchos y muchas del grupo desempeñamos como docentes frente a grupo y como estudiantes de Maestría porque los retos no han sido fáciles, sin embargo, el compartir y motivar han hecho que el aprendizaje a distancia sea más llevadero.
Finalmente y no menos importante, reconozco la labor de la coordinadora y las y los docentes que a lo largo de este caminar nos han acompañado, porque logramos entender que todos y todas estamos aprendiendo de esta modalidad de trabajo, que la educación juega un papel importante y que en tiempos de pandemia haremos frente a las adversidades con las herramientas digitales, nuestros conocimientos y la empatía.
Con ello es importante hacer una reflexión de cuanto valoramos la vida y el trabajo de la otredad, el reconocer que todos y todas estamos pasando por un momento de incertidumbre en el que hacemos todo lo que está a nuestro alcance para cumplir con las expectativas sociales y personales, sin dejar a un lado que la situación actual nos exige cuidar nuestra salud y la de los demás. Por esto cuestiónate: ¿Qué tanto haces para valorar la vida y el trabajo de la otredad? No dejes de cuidarte para que pronto enfrentemos otra realidad, más fuertes y unidos.
Indivisa Manent
Lo unido permanece.