María Vázquez
Septiembre… ¿Quién puede pensar en septiembre y dejar de lado los hechos catastróficos que han ocurrido en nuestra tierra?
La mayoría, y me incluyo, llegamos a este mes con una sensación difícil de explicar puesto que es inevitable pensar en aquellos sismos del 2017 que dejaron tantos daños, heridas y pérdida de vidas a causa de los múltiples derrumbes de las construcciones.
Lamentablemente, atravesar esa situación puso en evidencia la falta de calidad de las edificaciones en México, el incumplimiento tanto del reglamento como de las normas de construcción y el pobre diseño estructural con el que contaban los inmuebles.
Los sismos representan una de las fuerzas que más impacto tienen en las estructuras; muchos de los colapsos ocurridos en los sismos del 2017 se debieron a la falla de elementos por mala elección de materiales o perfiles que no eran adecuados, malos procesos constructivos, etc.
En México los desastres que más han afectado a la sociedad tanto en decesos como en el costo según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (2018) han sido los sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017, esto desemboca en el innegable hecho de que es necesario trabajar con más empeño en el cuidado y la supervisión del diseño de cada obra a realizar con el fin de reducir los riesgos de pérdidas.
¿Qué hace falta? Se necesitan implementar normas que disminuyan la amenaza y los daños que estos puedan provocar, minimizando pérdidas materiales y salvaguardando la vida. Es aquí donde cobra importancia el papel del Ingeniero Civil y la necesidad de que este tenga la mejor preparación.
Los Ingenieros Civiles somos artistas. Creamos soluciones a partir de la experiencia, ingenio, intuición y el análisis; tenemos muy en claro que cada obra realizada es un todo y que se necesita determinar la solución más razonable tomando como guía un proceso ya establecido, todo esto es el arte del diseño estructural.
Este proceso es importante ya que permite garantizar que cualquier construcción cuente con la resistencia y rigidez suficiente para evitar su colapso, por ejemplo, ante fenómenos naturales como son el viento o los sismos, sumado a ello, debemos retomar aspectos fundamentales como el comportamiento de las obras ante fuerzas y cargas, la vida útil que queremos proyectar, la estética y el costo.
Para poder llevar a cabo un buen proceso de diseño, este debe ser manejado desde lo general hasta lo particular, se debe tener bien definida la problemática, las acciones que actuarán en la estructura y las dimensiones de esta para después continuar con el planteamiento de objetivos, pero siempre tomando en cuenta las restricciones que nos marca la normativa con el fin de que podamos alcanzarlos de manera satisfactoria.
Posteriormente, cuando entramos a la parte de la elección de la estructura ósea es el momento de la intuición y la aplicación del conocimiento que se tiene sobre los materiales, es importante ensayar las propuestas y analizar la forma idealizada con el fin de proporcionar una brecha de seguridad para la estructura ya construida.
Si bien tenemos claro el ciclo que se sigue al diseñar, en el camino nos podemos encontrar con diversos obstáculos que nos impiden lograr nuestros objetivos, estos se vuelven más preocupantes al darnos cuenta de que son meramente factores sociales, como la inexperiencia, negligencia y corrupción al momento de elegir materiales o procesos constructivos. En vez de invertir el dinero destinado inicialmente para la obra, se buscan materiales de calidad y costos bajos o procesos rápidos que no le proporcionan a la edificación las características que necesita.
No hay duda de que el trabajo que implica diseñar y desarrollar una construcción es un trabajo en equipo. Estar respaldados por los diferentes conocimientos y valores que tenemos tanto ingenieros como arquitectos, nos permite cubrir todas las necesidades de la sociedad y poder llevar a cabo construcciones de calidad que garanticen la seguridad y funcionalidad por mucho tiempo de la mano de las normas y reglamentos de construcción.
Asumamos desde hoy esta responsabilidad del diseño estructural con honestidad y transparencia.
Transformemos nuestros sueños en realidades.
Aun en la distancia, permanezcamos unidos.