Crónicas de Lasallistas en casa | Regina Cuéllar | Posgrado

18 de mayo de 2020

 

“CRÓNICAS DE LASALLISTAS EN CASA” ES UN ESPACIO EN EL QUE NUESTRA COMUNIDAD ESTUDIANTIL NOS COMPARTE SUS EXPERIENCIAS Y REFLEXIONES EN TORNO A LA SITUACIÓN QUE ENFRENTAMOS ANTE LA PANDEMIA POR COVID 19.
HOY LES COMPARTIMOS EL ESCRITO DE REGINA CUÉLLAR, MAESTRANTE EN Facilitación para el Desarrollo Humano.

 

¿Quién diría que todo esto se venía encima? No hace mucho tiempo estábamos iniciando un año con ilusiones e inclemencias de vida, muchas de ellas resultado directo de nuestras decisiones, otras tantas de las circunstancias que nos acogen en nuestra cotidianidad y que escapan a nuestras manos modificarlas. Sin embargo, sea cual fuere el escenario de cada persona, me atrevo a creer que nadie veía venir una pandemia como la que estamos viviendo. La vida nos está mostrando nuevamente que nada está escrito, que todo cambia y nosotros debemos adaptarnos a esos cambios.

En estos días de aislamiento social, he conectado con muchas preocupaciones. En primera instancia la salud física y emocional propia, familiar y social; no dejo de pensar que existen personas menos afortunadas que yo que necesitan salir a trabajar para poder sostener a sus familias, he hecho lo que está en mis manos para ocuparme de esa preocupación, tal como me enseñaron mis padres y como quiero que aprenda a hacerlo mi hija… no hay nada más grato que el compartirse y poder servir a las y los demás.

Por otra parte, me preocupa y me ocupa construirle memorias amorosas a mi hija, creo que esa parte sabía que habita en todas y todos, que también habita en mí y de vez en cuando me visita es la que me dicta qué hacer, cómo aplicar las rutinas para que nuestros ritmos circadianos no se alteren, para que Natalia disfrute incluso del aburrimiento (porque necesita tiempos sin actividades planeadas). Cada día mi prioridad es estar bien, hago un poco de yoga, cocino, bailo, escribo y leo, porque sé que mientras esté para mí, podré estar para mi hija y mi pareja, para mi familia consanguínea y mi familia lasallista, así como ellas y ellos están para mí.

En gran medida, el contenido revisado en clases de la Maestría alimenta mi esperanza y son un impulso más para este reto diario cuyo punto de partida siempre es la belleza humana, que imprescindiblemente contiene en sí misma imperfección, asperezas, negatividad, fragilidad, quebrantamiento y dolor. Como lasallista, mi objetivo diario es mantenerme unida con quienes estoy compartiendo mi hogar (mi hija y mi pareja) y también, aún en la distancia, con familiares, amistades y personas cercanas, procurando sumar a sus experiencias personales, con mi querido grupo de maestría y cada uno de los profesionales que están a cargo de las clases en línea, porque ahora más que nunca Indivisa Manent, cobra más sentido: lo unido permanece.