Crónicas de Lasallistas en Casa | Jesús Cruz | Licenciatura en Negocios Internacionales

27 DE JULIO DE 2020

 

“CRÓNICAS DE LASALLISTAS EN CASA” ES UN ESPACIO EN EL QUE NUESTRA COMUNIDAD ESTUDIANTIL NOS COMPARTE SUS EXPERIENCIAS Y REFLEXIONES EN TORNO A LA SITUACIÓN QUE ENFRENTAMOS ANTE LA PANDEMIA POR COVID 19.
HOY LES COMPARTIMOS EL ESCRITO DE JESÚS CRUZ DE LA LICENCIATURA EN NEGOCIOS INTERNACIONALES.

 

Como estudiantes, sabemos que nuestra vida académica comienza aproximadamente a partir los tres años. Por lo cual, asistir a clases es parte del proceso formativo, algo que nos parece normal hasta terminar una carrera universitaria. De tal forma, que aproximadamente nos tomaría 22 años de nuestra vida para culminar nuestros estudios, si es que fuiste un alumno regular. Durante todo este tiempo logras desarrollarte en un ambiente escolar, rodeado de tus compañeros, maestros, amigos, personal de la institución, entre otros.

 Por lo tanto, para cualquier persona resultaba algo normal e incluso rutinario el asistir a clases de forma presencial. Hasta aproximadamente hace cinco meses, el momento en que toda nuestra vida cambió. Pues de estar en un salón de clases pasamos a nuestra sala, estudio o comedor, de poder abrazar a nuestros seres queridos pasamos a un saludo con el codo o un simple hola lejano, de reunirnos con nuestros amigos y familiares cada fin de semana en alguna casa, pasamos a reunirnos por medio de video llamadas.

Con el inicio de la pandemia a causa del Coronavirus, nuestra vida universitaria cambió por completo. Pues lo que en algún momento nos parecía de lo más normal, ahora se convertía en un deseo; algo tan simple como platicar con tus amigos mientras comes en la cafetería o el correr por los pasillos para llegar a tu clase y poder tomar asistencia. Ahora solo quedaba en nuestro recuerdo.

Al experimentar esto te das cuenta que realmente la vida universitaria, sin asistir a la universidad no genera el mismo sentimiento. Pues lo que realmente le da sentido es el ambiente y la gente que te rodea dentro de la institución.

Partiendo de esta idea, me doy cuenta que hay muchas cosas que no les prestamos la debida importancia, pues como lo tenemos presente día con día, se convierten en algo trivial e intrascendente. Y aquí es donde cobra sentido para mí, la frase “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, ya que hace referencia a que las personas no valoramos algo que tenemos en el presente, pero que no es para siempre. Entonces, al momento que nos es arrebatado nos damos cuenta de la importancia que tenía en nuestra vida y le otorgamos un valor personal.

Ahora, hablando del tema universitario. A muchos de nosotros no nos emocionaba del todo la idea de levantarse e ir a la universidad para poder tomar clases de forma presencial; en algunos casos, hasta fantaseábamos con poder tomar clases desde casa sin la necesidad de ir hasta el campus. Pero ahora que vivimos esa realidad, no parece tan buena idea y aquí es donde reflexiono acerca de lo que teníamos antes de esta nueva “normalidad”. Puesto que, realmente no valorábamos la fortuna que teníamos de asistir a un salón de clases de forma presencial y convivir con nuestros amigos y maestros, lo cual facilitaba esta interacción entre docente y estudiante al momento de desarrollarnos como profesionales. Ante esta situación, la forma de adaptarnos se convirtió en un nuevo reto para todos nosotros, desde administrativos, maestros, estudiantes y personal de servicios, hasta gente externa que vivía al día con la asistencia de los alumnos a la universidad.

Esta nueva condición ha representado un verdadero reto para toda la comunidad Lasallista. Ya que no es sencillo cambiar de una modalidad presencial a realizar todo por medio de internet, de una forma tan repentina. Muchos alumnos piensan que se llevan la mayor parte del trabajo o la más difícil al tomar las clases a distancia. Sin embargo, lo que no saben es que el verdadero reto es para los docentes, pues ellos no nacieron con la tecnología e incluso algunos aún no se familiarizan del todo con ésta.

Por lo cual, resulta un gran reto para ellos, pues tienen que aprender a usar las plataformas educativas lo más rápido posible, cambiar sus planeaciones para poder sobrellevar la situación y aparte, el tener que preparar la clase para cada grupo; y cabe resaltar que la mayoría no solo cuentan con un grupo. Entonces, realmente su trabajo se convierte en un desafío inmenso, el cual muchas veces está infravalorado y menospreciado por nosotros los alumnos. Desgraciadamente, esto no lo puedes apreciar hasta que ves el esfuerzo que realmente realizan los maestros para poder cumplir este compromiso con sus alumnos y lograr un aprendizaje. Por mi parte, pude darme cuenta de esto, debido a que mi madre da clases en un colegio y puedo ver el esfuerzo que le toma realizar cada una de sus clases, los desvelos, frustraciones y la desesperación que le genera esta nueva etapa. Por lo tanto, puedo decir que el mayor reto es de nuestros profesores al momento de ayudarnos en el crecimiento de nuestra formación académica, dándonos las herramientas necesarias para nuestro desarrollo y brindando su mayor esfuerzo por medio de esta modalidad a distancia.

Después de redactar esta crónica me quedo con el pensamiento de que no siempre valoramos lo que damos por hecho que es nuestro, o en cierto caso las pequeñas acciones que tienen las personas con nosotros. Ahora resulta curioso que algo tan banal como el simple hecho de presentarte en un salón de clases para convivir con tus compañeros y docentes, al momento de no poder realizarlo, lo comienzas a extrañar y se convierte en un deseo. Por tal motivo, es de suma importancia que reflexionemos acerca del valor que le damos al momento que vivimos y a la gente con la que lo compartimos, aun estando en casa sin poder salir o en la normalidad. Pues nada es para siempre y debemos disfrutar los momentos que nos regala la vida.